Llevo tiempo pensándolo; pero entre el pensamiento y la acción hay un elemento de radical importancia: la decisión. La decisión lleva un instante, pero requiere concentrar toda la fuerza en un solo golpe. Como un relámpago.

Me he decidido: he concentrado mi fuerza en el puño, en los dedos, en los labios. O la fuerza se ha concentrado y la decisión me ha tomado a mí. Creo que no siempre está claro quién tiene a quién. Estoy segura de que algunas cosas nos eligen a nosotros y no nosotros a ellas: como el amor. O la escritura.
De eso trataba, de la escritura. La escritura me eligió. No la elegí yo. Y la prueba está en que no he conseguido zafarme de ella aunque lo haya intentado. Realmente lo he intentado. Si os cuento la verdad…le cogí miedo. Quise huir de ella. Correr a toda velocidad en dirección contraria.
Sin embargo, qué extraño verse a una misma sin la escritura.
Esta vez no voy a intentarlo. Esta vez voy a hacerlo.
Yoda, por una vez en la vida, voy a hacerte caso.
«Sin las palabras, dime, ¿qué nos queda?» Qué bueno que de vuelta estés, joven Skywalker.