Caminos del deseo

Antes de hablar señalé.
Antes de hablar besé.
Antes de hablar abracé.
Antes de hablar caminé y ejercí así mi voluntad de dirigirme a donde yo quisiera.

No sé cómo acercarme a las palabras. Como si fueran un animal querido—inmensamente querido—al que, sin embargo, no he prestado la atención debida durante demasiado tiempo. Están enfadadas; probablemente me siguen teniendo afecto, aunque, seguro, están resentidas. Así que me aproximo despacio, a tientas y sin hacer ruido; sin exponer mi mano a su mordisco. 

Durante mucho tiempo pensé que lo mío eran las palabras y me empeñé en escribir. Desde el lugar en el que estoy pienso que nunca lo hice realmente bien; por el sencillo hecho de que estaba equivocada: nunca fueron las palabras. Siempre fue el cuerpo. Antes de hablar bailé.
Antes de hablar señalé.
Antes de hablar besé.
Antes de hablar abracé.
Antes de hablar caminé y ejercí así mi voluntad de dirigirme a donde yo quisiera.

Y supe mostrar a otros lo que yo veía. Lo que yo sentía. Tal vez con mi rostro más que con mis palabras.

Pero ahora hay tan poco cuerpo.
O ahora las palabras también me parecen pequeños cuerpos que bailan y muerden y desean ser dichas y escritas.

No sé si por mi mano o por mis labios.
Pero lo desean.

Autor: Berta Viteri

there is peaceful there is wild I am both at the same time.

Un comentario en “Caminos del deseo”

  1. Nunca fueron las palabras, de la misma manera en la que tampoco fue el cuerpo.
    Siempre fue la persona.

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